Aunque le he tomado prestados el nombre y la imagen de portada (esa preciosa fotografía de Elliot Erwitt), no es de la novela de Javier Marías de lo que me apetecía hablar hoy, sino de los enamoramientos en sí, y especialmente en las novelas románticas.
En su novela, Marías escribe sobre las incertidumbres. La posibilidad de hacer que alguien, que en principio no te estaba destinado, acabe enamorándose de ti. También sobre las cosas atroces que se hacen en nombre del amor y las causalidades y el azar, al que no está de más echar una mano (y ese es un tema que también me gusta). Con todo, Los enamoramientos no es mi novela favorita de Marías y más bien en lo que yo estaba pensando es en el instante en que las cosas cambian. Cuando de repente algo hace clic y te descubres enamorado o enamorada. O cuando te enamoras y no te das cuenta.
Doy por hecho que existen muchas clases de enamoramientos, a cámara lenta o rápida, fugaces y eternos, y —sobre todo— correspondidos o no. Esto es especialmente importante en la romántica, porque una historia en la que solo uno de los protagonistas se enamora..., como que no. Pero lo que sí puede ocurrir es que uno lo tenga mucho más claro o le ocurra antes que a otro. Me encandilan esas situaciones. Por eso he intercalado algunos fragmentos míos, porque son de esas escenas que me gusta evocar y porque lo tenía fácil para encontrarlos y usarlos...
Todo esto viene a cuento de una de esas reflexiones que surgen de vez en cuando. Si tal o cual personaje se enamora con demasiada rapidez, si es un recurso fácil justificar un amor como a primera vista o si está poco justificado en general. Tengo que decir que soy de las que creen en los flechazos, siempre lo digo (siempre que me lo preguntan y hoy también aunque no me lo haya preguntado nadie), que yo sí creo en los pálpitos porque me ha ocurrido. Y no es que esa injustificable seguridad de que podría ser muy feliz con esa persona que me acababan de presentar me impulsase a dejarlo todo y cambiar mi vida por la de él (y ahora que no me oye, ni siquiera hoy en día después de casi veinte años juntos me gustaría verme en esa tesitura). No, no es eso, y de hecho tardamos casi cinco meses en quedar para tomar algo (y eso que yo también le gusté desde el principio, que si no, yo no sé...) y no me creo, en general, que el amor se construya, surja tan rápido, pero sí pienso que los enamoramientos pueden ser cuestión de un segundo.
Y aunque os esté contando mi vida en cómodos fascículos, la idea era charlar sobre los instant love en las novelas. A mí, como lectora, no me desconciertan tanto esos amores inexplicables y repentinos como que a la semana siguiente de conocer a Alex, Susana (nombres falsos escogidos para la ocasión) esté dispuesta a quemar sus naves y abandonar su carrera y su apartamento para apoyarle en su carrera de espeleólogo en los Andes. O que ese compañero de oficina con el que la prota tuvo una noche tonta la víspera decida solucionarle la vida y tenga el remedio a sus problemas de un día para otro.
Son situaciones inventadas, pero estoy segura de que entendéis a qué me refiero. Supongo que todo es cuestión de credibilidad, de la convicción que se consiga volcar en las palabras, y que nuestra sensibilidad será siempre particular y distinta. Por eso quería preguntaros si os pasa a menudo, si os cuesta expresarlo si sois de las que escribís o, si al leer ese momento en que uno u otro prota (o más difícil todavía, los dos a la vez) se enamoran, también os enamoráis con ellos. Si os lo soléis creer y advertís la chispa o más bien os puede el escepticismo y exigís pruebas y demostraciones.
Porque sí, estoy de acuerdo en que el amor hay que construirlo; pero a veces simplemente sucede y, lo que es mejor, perdura.
Porque sí, estoy de acuerdo en que el amor hay que construirlo; pero a veces simplemente sucede y, lo que es mejor, perdura.
¡Qué entrada más bonita! Yo sí creo que en los enamoramientos fugaces (a la semana de conocer a mi marido supe que iba a pasar el resto de mi vida con él) y en la novela romántica dan mucho juego porque lo difícil es mantenerlo.
ResponderEliminar¡Gracias, Paola!A mí me parecen de los momentos más bonitos de las novelas, y no me digas por qué, pero me gusta mucho que uno no y otro sí, o los dos lo estén pero se nieguen a reconocerlo... Supongo que me puede el conflicto y también porque mantener la tensión da más juego que los lagos en calma... XD Mil besos!!!
EliminarYa estaba predispuesta a decir que no creo en los flechazos (mi afición a discutir me empujaba a ello), pero como distingues claramente "enamoramiento" de "amor consolidado", me temo que me guardo mis ganas de llevarte la contraria para el partido del miércoles. Totalmente de acuerdo, aunque odie decirlo.
ResponderEliminar¡Yo soy del Atleti! Así que tampoco vamos a discutir, perdimos la oportunidad... XD Gracias, Jane, quería hacer hincapié en el punto porque para mí son asuntos muy distintos, y no veo tan necesario justificar un amor profundo, duradero, como un enamoramiento que muy bien puede ocurrir por que sí ;) Suerte el miercoles!!!
EliminarMe gustan muchas cosas de esta entrada. La foto, los fragmentos que has elegido (que han vuelto a recordarme cuánto disfruté leyéndolos) y el contenido de lo que cuentas. Como lectora yo me creo lo que sea: Amor a primera vista, flechazo o amor a fuego lento. Porque la cuestión no está tanto en el hecho, en el "reconocimiento" del sentimiento como en la manera en la que el autor me lo cuente -y reconozco que si se hace de manera sutil, lo prefiero (no necesito grandes declaraciones de amor, me vale un gesto, una mirada...)-. Y sí, necesito vivir el enamoramiento y enamorarme con los personajes. Soy una lectora que cede ante los sentimientos de los personajes y con eso me refiero a que lo que yo quiero es que me convenzan de que esa pareja son el uno para el otro. No necesito que el protagonista me enamore a mí sino a la protagonista, y viceversa. Si me lo creo entonces ese sentimiento también lo hago mío. En definitiva, creo que el secreto está en que sea o no amor a primera vista, lo fundamental para que me llegue está en la manera de transmitirlo del autor. Y menuda charla me ha salido, pero es que me ha gustado mucho cómo lo has planteado.
ResponderEliminarBesos.
PD: Hoy me he dado cuenta de que has cambiado la foto de cabecera y he de decirte que ese mar embravecido me encanta.
No hace falta que diga que tú también me encantas! XD Gracias, Lidia. También tenemos eso en común. En una historia busco sobre todo verdad. Por muy idílico o muy intenso que sea lo que se me describe si no lo veo, si no lo siento... y para mí aunque me repita, va a depender sobre todo de la veracidad de los personajes. Tengo que creer que pueden existir, tienen consistencia por sí mismos, porque si no... difícilmente me voy a creer sus sentimientos ;) Un beso grande!!!
EliminarJejeje, Lidia lo ha explicado tan bien que no digo más que "amén. hermana" :) y bueno, que yo también me casé con mi "flechazo", así que lo entiendo :D y no me molesta el instant love y que ME ENCANTAN LAS CITAS QUE HAS ELEGIDO y la última, mmm... Andreas, ains, ganitas de verlo en las estanterías.
Eliminar¡Un abrazo muy fuerte!
You are my love!!! <3 <3 <3 <3 <3 Y si no fue intantáneo, poco le faltó! XD Un besazo!!!
Eliminar¡Ah, el amor! ¿Qué sería del mundo sin su motor? Probablemente nuestras vidas serían tranquilas, convencionales, responsables, serias y...tremendamente aburridas.
ResponderEliminarCiao,
Carletto
Estoy segura de que muy muy aburridas!!! XD Muchísimas gracias, Carletto, se te extrañaba por aquí :)))Un abrazo grande.
EliminarPues yo no creo en el amor, ni fugaces ni eternos. Si creo en el amor de la familia, de padres a hijos y viceversa. Pero no en el amor romántico. Soy exceptica al respecto y creo que el enamoramiento es más bien producto de una broma de la oxitocina... XDDD
ResponderEliminarUna intoxicación! XD Es un punto de vista, Eny, y no voy a discutir que puede haber mucho de razón en ello, por eso también me gusta escribir, porque te da el poder de moldear pasiones a voluntad ;) Un besazo!!!
EliminarSea un aumento de los niveles de feromonas, sea una flecha de Cupido... Están ahí, nos guste o no, estemos preparados para ello..., o no.
ResponderEliminarEn los libros, si el autor es capaz de transmitirlo, me gusta sentir ese momento en el que uno de ellos, o los dos, cae rendido ante la evidencia. Ese punto, ese flash. Y eso tú en tus libros lo haces de maravilla.
Como ves, sí. Creo en los flechazos.
Un abrazo.
Se necesita una buena dosis de fe para hacer posible la magia. No tiene precio que depositen esa confianza en ti. Miles de gracias por creer, eMe <3 <3 <3 <3 <3 Mil besos!!!
EliminarHola Marisa! Pues al proceso de enamoramiento entre los protagonistas yo también le doy muchas vueltas porque yo no soy mucho de flechazos. Sí de atracción, pero a partir de ahí, me gusta que se conozcan, que haya juego de seducción y también tensión sexual. Pero vamos, supongo que cuando te pones a escribir, puede ocurrir de todo! :-) Confieso que te he conocido este fin de semana porque estuve en un encuentro de escritoras de romántica en Villalba y me tocó uno de tus libros, El juego de la inocencia. Me hablaron muy bien de él, así que lo leeré! :-)
ResponderEliminarGracias, María, como te comentaba por FB ha sido una doble alegría leerte. Pienso que una de las cosas más fantásticas de escribir es vivir y sentir esa atracción casi en primera persona y por duplicado XD Porque sabes, mejor seguramente incluso de lo que puedas explicar, hasta que punto esos sentimientos son reales, o al menos se imaginan así ;) Un beso enorme, gracias de nuevo y espero de corazón que disfrutes con el enamoramiento de Louis y Hélene :)))
EliminarCreo en los flechazos, y me encantan en las novelas, pero después hay que trabajarlos mucho. Para que ese enamoramiento se convierta en algo más especial, porque es justo ahí donde radica la esencia, donde una novela se convierte en buena novela o mala novela. Donde la aparente poca credibilidad se transforma en realidad absoluta! ;-) y que como lectora suspires una y otra vez!
ResponderEliminarUn besazooo
Es verdad el enamoramiento es solo la chispa, pero después hay que mantener la llama ;) Es lo que nos hace disfrutar al leer y al escribir, es lo que nos permite enamorarnos una y otra vez y sin salir de casa! XDD Mil besos y muchas gracias por pasar!! <3 <3 <3
Eliminar¡Hola! Quizá un poco tarde, pero tenía muchas ganas de leer esta entrada. Lo cierto es que coincido contigo, me gusta el enamoramiento, así como el amor que se va consolidando con el tiempo. En la vida real no sabría decir si me ha ocurrido o no, pero sí te puedo hablar de los libros que he leído (y de los que he escrito). Como lectora, me creo todo si los personajes lo sienten. La chispa que haya entre ambos, los sentimientos que tenga un personaje hacia otro y todo eso que, en definitiva, dices en tu entrada. Si en algún momento no parece real lo que tienen dos personajes, es entonces cuando empiezo a no creérmelo. Pero siempre que empiezo una novela, voy predispuesta a vivir esa relación intensa que tengan dos personajes entre ellos. Sean los protagonistas o no.
ResponderEliminarSobre todo, me gusta mucho cuando uno se enamora antes que el otro. No sé, para mí es algo hermoso *-*
Muchas gracias por escribir esta entrada y por compartir con nosotros esos momentos transformados en frgmentos de tus libros. Ojalá pronto pueda leer más sobre Louis y Hélene, pero también sobre el resto de tus personajes ^^
Saludos.
Nunca es tarde, Rocío :)) Me alegra que compartas ese gusto por los enamoramientos a destiempo, a mi también me parece bonito, sobre todo por lo que conlleva de conquista, de resistencia, de rendición al fin. Permite desplegar muchos sentimientos.
EliminarY que yo también espero que puedas conocer muy pronto a Louis y Hélene y que te convenza su historia de amor. Gracias por querer saber más de ello y un beso grande!!!