Faltan quince días para que se publique El último baile y nunca me acabo de acostumbrar a esperar, me
cuesta pensar en otra cosa y concentrarme. Voy de aquí allá pensando en si
tengo pendiente esto o lo otro, en si debería hacer más publi o mejor no
insisto más. Es un poco agobiante lo de la promo, me suele pasar que empiezo
con buenos propósitos, pero enseguida me invade la fatalidad de que no depende
demasiado de mí, que tampoco es plan saturar a mis contactos y que lo que de veras
me apetece es hablar de la historia, de lo que significa para mí y lo que me gustaría que fuera para vosotros, y no enviar cientos de mensajes de compra, compra, compra…
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¿Funcionaría? En plan táctica subliminal |
Desconfío de las técnicas tradicionales de venta. No me van nada esos anuncios que dicen: te va a encantar, te enamorará, no podrás dejar de leer. No me los creo, no pueden ser verdad. No encantará a todo el mundo, de seguro alguien la odiará y otros la dejarán sin terminar. Es un hecho, ocurrirá, y yo no puedo afirmar lo contrario y no sentirme mal, como si fuera una pequeña estafa. Lo que querría es despertar la curiosidad, transmitir una idea de lo que vais a encontrar (sin explicar demasiado) y sobre todo no defraudar.
Veréis, recuerdo muy bien cuando surgió la idea de El último baile. Fue hace unos cuatro años. Acababa de quedar
finalista en el certamen Vergara-RNR con La
Dama del Paso y como aún no tenía la menor idea de cómo funcionaba esto, me
sentía en un estado intermedio entre flotar en una nube y un caso grave de pánico
escénico. ¿Y si resultaba que ganaba y ya no era capaz de escribir nada más?
¿Qué iba a ser de mi prometedora y aún no nacida carrera de autora? ¿Y si ya no
tenía más buenas ideas? Entonces, quizá a causa de la presión, varios retazos
sueltos convergieron en algo nuevo. Sucedió una
mañana en la que fui a Madrid a comprar un cable para la impresora. Según salía del
metro de Callao (ya os dije que me acordaba muy bien), vi la historia al
completo: los protagonistas, el momento histórico, el conflicto, los puntos
críticos, el planteamiento y también el final. Y me pareció tan bonito, tan
emocionante, tan perfecto, que allí, a la salida del metro y en plena Gran Vía
me eché a llorar como una tonta. Y no lloraba por la calle al menos desde que tenía
veinticinco años y un ex… Creo que esa historia la dejaré para otra ocasión.
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Y eso tiene un encanto particular |
El caso es que me sentí feliz porque lo tenía, lo sabía. Sabía que era una buena historia y que solo necesitaba escribirla (y documentarme y solucionar muchos escollos, pero eso no era problema, sabía que podía hacerlo). Pero resulta que algunos días después se falló el Vergara y no gané, ni la editorial decidió publicarla y mis recién nacidos sueños tocaron tierra y aterrizaron a la realidad. El último baile era un proyecto en ciernes y La Dama un hecho. Se lo debía, no quería, no podía olvidarla y dejarla en un cajón. Así que me puse al día. Investigué sobre autopublicación, busqué imágenes para posibles portadas (incluso compré una), aprendí a depurar vicios y a corregir, descubrí lo que eran las normas ortotipográficas y abrí el blog y cuentas en las redes sociales.
Con tantas distracciones Lili y Andreas tuvieron que
esperar. Había enviado La Dama a
otras editoriales y mientras esperaba a que no me contestaran (porque eso fue
lo que ocurrió) una buena amiga (Mara ❤)
me dio uno de esos consejos que valen su peso en oro. No te quedes anclada, no
te agobies pensando en lo que pudo ser y no fue. Sigue escribiendo.
Y le hice caso. Como estaba de un humor extraño y en pleno
boom de la erótica alguien me había dicho que Arianne era demasiado tímida
(timorata, fue la palabra que empleó mi hermano), me quise sentir perversa y
así surgió El juego de la inocencia.
La vida tiene vueltas inesperadas, El juego de la inocencia también quedó finalista en el mismo
certamen que La Dama y tampoco ganó,
pero sí me ofrecieron publicar en digital y yo me sentí feliz y profundamente
agradecida a la Selección RNR, y decidí que podía esperar
para publicar La Dama y enviarla a
más editoriales que comenzaban a dar oportunidades a autoras españolas (como Harlequin), y
que lo que tenía que hacer era lo que me había dado resultado: escribir una
nueva historia, la de Lilian y Andreas.
Comencé y conecté con ellos desde el principio. Escribí el
primer capítulo sin vacilar (el definitivo es idéntico al original sin variar
ni una línea), luego escribí cuarenta páginas más. Me gustaron, pero me quedé
parada a mitad de una escena. No acababa de ver la salida a la situación y me
trabé, me frené en seco.
No era tan importante. Era prácticamente un trámite. Podía
haberlo saltado. Nunca lo hago, pero siempre hay una primera vez para todo. No era tanto la escena, como lo que sucedió al margen de la propia
historia. Acababa de publicar El juego de
la inocencia (que por cierto esta semana ha sido nominado a mejor romance
histórico en los Premios Rosa Romántica´s, mil gracias también por eso). Fueron
demasiadas emociones a la vez. Tuvo buenas críticas (mucho mejores de lo que me
atrevía a esperar), pero también estaban los otros comentarios, los de las
lectoras que decían que Louis era el personaje más odioso con el que se habían
encontrado nunca, los de quienes señalaban que jamás habían visto a unos
protagonistas peores, que no tenían moral, ni principios, y muchas reseñas coincidían en que hacía falta valor para escribir un personaje como Louis de
Argenteuil.
Todo esto me dejó confundida, porque yo no pretendía, no
pretendo ser valiente (aunque reconozco que me gusta cuando me lo dicen). Sí
que intento ser original, aportar algo distinto y a la vez ser fiel a la
historia tal y como la concibo. También porque supongo que valentía es
enfrentarse a una guardia de veinticuatro horas en Urgencias o levantarse a las
seis de la mañana para ir a trabajar y atravesar la ciudad en bici, pero no
escribir. Escribir es mucho más sencillo y menos arriesgado. Valiente o no, aquellos
comentarios me afectaron más de lo que hubiese querido. Porque os aseguro que
lo último que deseo es hacer pasar un mal rato a nadie, y sin
embargo y pese a quien pese, no rectificaría la forma de actuar de Louis ni
de ningún otro de mis protagonistas. Es más, los quiero como son.
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Porque así es el amor, aunque en este caso concreto ellos sean adorables |
Y aún con esa convicción, cada vez que pensaba en Lili y
Andreas y en todo lo que aún debía escribir, cuando imaginaba lo que dirían
esas lectoras (o alguna otra nueva), o cuando daba por hecho lo que sucedería, comprendía que no estaba segura de
querer que ocurriera otra vez, de verme en la necesidad de justificarme, de
tener que defenderlos.
Y me bloqueé.
No avanzaba. Volvía atrás. Escribía. Borraba.
Odio dejar las cosas a medias. Lo evito siempre que puedo.
Tampoco soy capaz de llevar dos historias a la vez. Necesito absoluta
dedicación. Pero cuando se me cruzó un nuevo protagonista que parecía una cosa,
pero era otra distinta, decidí que era mejor intentarlo que seguir atrapada en
la misma casilla.
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Y ese fue Jorge |
Pasó otro año, (porque a veces hasta yo tengo la sensación
de que escribo y publico a destajo, pero en realidad durante estos cinco últimos
años he escrito una única novela por año). Tuve una conversación con mi
editora (cuando me confirmó que querían publicar Tú en la sombra y que La
Dama del Paso iba a salir en papel). Hablamos de proyectos nuevos. Le conté mi idea, esa
que había aparcado porque se saltaba varias reglas no escritas de las novelas
románticas (la de los protagonistas alejados de los arquetipos más queridos es una,
pero hay otras) y Mª Eugenia me dijo: ¿por qué no?
No hay grandes declaraciones en mis novelas, en ninguna.
Creo en la fuerza de la sencillez. A mí aquellas tres palabras me hicieron más
efecto que docenas de razones bien estructuradas.
Llevaba casi tres años volviendo una y otra vez a ella. Sabía lo que quería
contar. Rescaté el archivo de Word y le enseñé mis cuarenta páginas a otra de
esas personas que te ayudan a encontrar el camino correcto. Le
pregunté si querría saber qué ocurría a continuación. Lidia me dijo que sí.
Cuatro meses después llegaba al final.
Y volví a
llorar igual que aquella mañana a la salida del metro.
Así que ya veis lo influenciable que puedo llegar a ser, y esta entrada es para agradecer a los que me dijisteis las
palabras precisas en el momento oportuno, también a quienes escribieron cosas
terribles sobre Louis o sobre cualquiera de mis otros protagonistas, porque
todo aquello (lo positivo y lo negativo) me llevó hasta el fin y, aunque
siempre estoy dispuesta a escuchar y a tratar de mejorar y aprender (y a
dejarme afectar) hay cosas que jamás cambiaría, y una de ellas es a Andreas y a
Lilian.
Y por mucho que se me hagan largas estas dos semanas, si miro atrás pienso que valió la pena esperar, que las cosas llegan cuando tienen que llegar y que esta vez voy a confiar en que Andreas y Lilian se defiendan solos y os lleguen al corazón.
Y si no sucede, os ofrezco desde ya mis más sinceras disculpas.
Y por mucho que se me hagan largas estas dos semanas, si miro atrás pienso que valió la pena esperar, que las cosas llegan cuando tienen que llegar y que esta vez voy a confiar en que Andreas y Lilian se defiendan solos y os lleguen al corazón.
Y si no sucede, os ofrezco desde ya mis más sinceras disculpas.
Pero eso sí, no me pidáis que me arrepienta.
Buenas tardes, Marisa. Maravillosa entrada. En estos tiempos de dudas escrituriles, tus vivencias y pesares me hacen darme cuenta de que a pesar de la adversidades, de la soledad, de los temores y las inseguridades del escritor, no se debe abandonar. Aunque cueste, aunque no encuentres las fuerzas, debes creer en ti mismo, no renunciar.
ResponderEliminarGracias, Mar. Sí que es todo complicado, demasiado, por eso cuando hay tantas cosas que no dependen de nosotras, creo que más que nunca tenemos que recordar por qué lo hacemos, y sé que sabes a qué me refiero. Cuando escribiamos y lo compartiamos por el puro placer de hacerlo. Y luego ya que venga lo que tenga que venir. Ni hablar de renunciar. Mil besos!!!
EliminarNunca renuncies a lo que amas...
ResponderEliminarQuiero, desde aquí, dar las gracias a Lidia por leer esas cuarenta páginas y decir sí, quiero conocerles, quiero saber más de Lily y Andreas. Y gracias a ti, Marisa, por contarnos las cosas a tu manera, por darles a tus personajes un giro de tuerca que les hace diferentes (yo soy de las que no quiere que cambies a Louis), por perseverar y traernos esta historia.
En papel ya caerá (tengo todos tus libros), pero muerdo porque pasen pronto esos quince días y Lily y Andreas se hagan hueco en mi Kindle.
Sigue escribiendo y contándonos esas grandes historias como solo tú sabes.
Un abrazo.
Gracias, Cris. Me consta que tú también defendiste a Louis y eso no se me olvidará nunca!!! XD Y sé que sabes que lo de perseverar es lo mío, también compartimos eso. Nos vemos muy pronto y nos damos ese abrazo.
EliminarCada autor tiene su lectores. Lectores con sensibilidades afines o no. Lectores más o menos dispuestos a abrir la mente, a dejar atrás las expectativas y dejarse tentar. Lo que cuentas es la verdad sin adornos: nunca se puede gustar a todo el mundo. Pero hay algo más importante: tener la lucidez y la humildad de reconocerlo y asumirlo. Y, sabiendo todo eso, seguir defendiendo con uñas y dientes tu trabajo y tus personajes.
ResponderEliminarGracias por no rendirte, por seguir pensando que todo merece la pena. La merece. Gracias por el viaje.
Un beso.
La merece, porque siempre compensa defender aquello en lo que crees, pero sería mucho más difícil si tuviera que hacerlo sola. Gracias a ti por la compañía. Un beso muy grande.
EliminarQué decirte marisa? He leído casi todo lo que has publicado hasta ahora y me ha gustado. Bastante debo añadir, por eso te sigo y continúo leyendo las historias que nos regalas.
ResponderEliminarA pesar de que siempre he escrito, ha sido hace poco cuando me he lanzado a la aventura de ir más allá con mis pequeñas historias y creo que es tan difícil ,que las que estáis aquí, al pie del cañón, defendiendo lo vuestro con uñas y dientes, sois muy valientes. Gracias por defenderlo!
Por cierto , maravillosa entrada.
Muchas gracias, Inés. El otro día lo hablaba con otra compañera, si hay algún secreto en esto (aparte de la suerte, el trabajo, las afinidades) es la perseverancia. Y si lo hacemos porque creemos y disfrutamos de lo que hacemos, es mucho más sencillo no dejarse desanimar. Nos leemos. ¡Muchos besos!
EliminarCon pocas personas me pasa y digo personas, que no escritoras. Tienes un don natural para atraer sin necesidad de adornos y eso se nota en tus novelas. Me encanta leerte y creo que, necesito una de tus historias de vez en cuando, para dexintosicarme y saber que aún existe lo original. Quiero pensar que, después de tu historia sobre La Dama y su destino hasta poder publicarla, he aprendido a esperar el momento, a no correr para enseñar lo que tengo en los cajones y a disfrutar en el proceso. Por que cada historia tiene su tiempo. Muchas gracias, Marisa. Deseando que pasen esos quince días para disfrutar con nueva creación.
ResponderEliminarTambién significa mucho para mí que os sintáis identifcadas, Leonor. Yo creo que estas sesiones de terapia nos vienen bien a todas de vez en cuando, y que a veces nos enredamos en tantas presiones, tantas expectativas, que se nos pasa por alto lo importante, disfrutar y con un poco de suerte hacer disfrutar también a los demás. Un beso enorme que nos vamos a dar ya mismo!!!!
Eliminar"También porque supongo que valentía es enfrentarse a una guardia de veinticuatro horas en Urgencias"... lo mejor de la entrada, jajaja, no, en serio... ¡eres valiente! ¡Valiente porque eres perseverante y eso es admirable! No todo el mundo puede enfrentarse a una crítica y salir victorioso de ella (y no solo eso, sino APRENDER de ella). ¡Tú lo haces! Y yo estoy de acuerdo con Lidia; todo escritor tiene sus lectores y no se le puede gustar a todo el mundo, pero a quien le gustas... no lo puedes dejar tirado... ¡NO NOS PUEDES DEJAR TIRADAS! Sabes quienes te somos incondicionales y como bien dices... a alguien más conquistarás (te has dedicado a un trabajo muy duro y es que están tan expuesta a la crítica como a un catarro (esto lo dijo alguien famoso, aunque no recuerdo quién) y eso solo es para valientes). De otras cosas ya te hablaré mañana, juasjuasjuas... pero mientras... alguien me dijo una vez: ¡DISFRUTA CON LO QUE HACES, ESO ES LO QUE VERDADERAMENTE IMPORTA! Así que, déjate de consejos y aplícate el cuento que sabes que adoramos tu forma de escribir. LOVE YOU SO MUCH!!!
ResponderEliminar¿Sabes que cuando escribía lo de la guardia de 24 horas pensaba en ti? XD Tú sí que eres mi heroína!!! Siempre seguir disfrutando, Meg, eso no nos lo pueden quitar :P Mañana nos ponemos al día!!! ^ ^
Eliminar¡ARRIBA LA SICILIA! y solo hay una cosa de la que deberías arrepentite: no haber empezado a escribir antes ;) así tendríamos más historias que devorar, pero ni de eso te puedes arrepentir porque todo tiene su momento y este es EL TUYO. ¡A disfrutar y a seguir brillando, amore!
ResponderEliminarEso, eso... Yo creo que por ahora son suficientes!!! XD Todo llega en su momento y a veces tarda un poco más de la cuenta, pero llegará, seguro. Gracias, amore!!! A seguir soñando juntas!!!!
Eliminar¡Hola, Marisa! Lo cierto es que me sucede como a ti en cuanto a la publicidad, la verdad... Pero bueno, creo que en algo más nos parecemos y es en hablar sobre nuestros libros y lo que significan para nosotras. Me alegro de estar de nuevo aquí, por cierto, leyendo sobre otro de tus proyectos que seguro que tendrá tanto éxito como los anteriores. Por supuesto que no te puedes arrepentir porque seguramente habrían sido otras historias si no las hubieras enfocado tal y como te llegaron las ideas, con los personajes tal cual. Ya te contaré personalmente (aunque sea a través de las redes sociales) lo que yo opino sobre Louis en cuanto lea el libro, que espero que pueda ser al fin este año ^^
ResponderEliminarY nada, que me enrollo demasiado jajaja. ¡Mucha suerte con este nuevo libro!
Saludos <3
La publicidad siempre es complicada, Rocío. Yo creo que lo ideal es hacerlo de un modo en el que nos encontremos cómodas, y que más vale poco pero constante que mucho de golpe y luego nada. Y sí, todo lo que no nos mata nos hace más fuetes!!! XD Gracias por los buenos deseos, ya sabes que mis chicos te esperan lo que haga falta. Un beso grande!!!
EliminarHola!!
ResponderEliminarDeseando leerlo, me guste más o menos, pero siempre aplaudo que me sorprendas ;)
Un besote y dsuerte
Gracias, Pepa, ya sabes que siempre cruzo los dedos (y esta vez los cruzaré un poco más fuerte), y que te agradezco infinito todas las oportunidades y más aún la sinceridad. Es terrible cuando te dan buenas palabras y no estás segura de si es cierto o te lo dicen por quedar bien. Te aseguro que contigo eso no me pasa... XD Un beso enorme!!!
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