Por donde quiera que fui,
la razón atropellé
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Don Juan, figura universal de la literatura, aparece por primera vez como tal en El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, publicada en 1630, y en ella reune ya las características que le darían fama: libertino, seductor de mujeres, sin temor de los hombres ni de Dios...
Clamé al cielo, y no me oyó.
Mas, si sus puertas me cierra,
de mis pasos en la Tierra
responda el cielo, no yo.
El personaje cobró pronto popularidad y multitud de autores lo reinventaron: Moliere, Mozart, Merimee, Dumas o el romántico José Zorrilla.
—¡Por Dios que sois hombre extraño!
¿Cuántos días empleáis
en cada mujer que amáis?
—Partid los días del año
entre las que ahí encontráis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.
La historia es muy conocida, así que voy a ahorraros volver a contárosla, solo advertir que el Don Juan de Zorrilla, como buen romántico, se diferencia del de Tirso en su redención a través del amor de Doña Inés...
Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena:
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que estás respirando amor?
Sí, quizá no sean las rimas más inspiradas de la historia de la poesía, pero no digáis que no tienen su encanto, y además con Doña Inés dieron resultado, que es lo que importa. A mí
me encanta la historia, los pecadores atormentados y arrepentidos es que
me privan, y ya si llevan capa y espada ni os cuento...
Antiguamente
era tradición en muchas ciudades representar el Don Juan Tenorio la
noche de difuntos, poco a poco se ha ido perdiendo, aunque aún hay
sitios dónde todavía se niega a desaparecer, como en Alcalá de Henares. En
Alcalá todos los años reviven a Don Juan y a Doña Inés y escenifican la
obra por las calles de la ciudad. La plaza de Cervantes, el corral de la
sinagoga, la casa de los López de la Flor...
Un escenario único para una obra clásica, una tradición que también está bien conservar. Yo aún no he estado nunca, pero al cielo pongo por testigo que algún año de estos tengo que ir...
Pues qué pena que perdamos tradiciones como esta. Yo no tengo nada en contra de Halloween, pero si tuviera que elegir, barro para casa y sin ninguna duda, me quedo con Don Juan Tenorio. ;)
ResponderEliminarUn besazo, bonita!!
Jajaja, ya, es cierto que Halloween es una fiesta americana, pero ¿acaso hay algo mas típico español que apuntarse a todas las fiestas? Jaja!
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada, y también comparto la idea de conservar esa parte de cultura que nos hace tan característicos.
Se pueden mezlar y salir en Halloween disfrazados de Doña Ines o de Don Juan, multicultural... XD me alegra que os haya gustado y muchas gracias por tomaros el tiempo de pasar!!! ♡ ♡ ♡
ResponderEliminarEs una lástima que algo tan especial se pierda,
ResponderEliminarpero desgraciadamente cada día se pierden más tradiciones ;(
Besos guapetona
Soberbia la entrada Maisi. El año que viene vamos sin falta. Fijo.
ResponderEliminarGracias por pasar, Mar!!! Y a ti,little brother, que alegría verte por aqui!!! XD Te tomo la palabra!!!!
ResponderEliminarMe encanta nuestro Don Juan, me sé hasta algunos versos :) y tuve la suerte de verle en la piel de Sancho Gracia cuando era yo "mozalbeta" ;) tenemos que ir a Alcalá juntas a verlo, he dicho.
ResponderEliminar<3
PD: no he visto Sin Perdón, por eso me he saltao la entrada, no me mates, jejeje, :P
No has visto Sin perdón??? Moviendo la cabeza con gesto de asombro... XD pues tienes que reservarla una noche. Y para Alcala también!!! Nos lo apuntamos en los carnets de baile :))))
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