Lo que arriesgué por ti



¿Cuánto arriesgarías por algo que no es más que sexo? ¿Y si fuese amor? ¿Tu seguridad? ¿Tu trabajo? ¿Tu futuro? ¿Tu vida?

Dmitry ha dejado atrás París. Ha perdido su negocio, a sus amigos, a la mujer a la que amaba. Los integristas han puesto precio a su cabeza y solo la protección de los servicios de inteligencia ha impedido que cumpla condena en prisión. Pero no a cambio de nada. Si quiere recuperar su libertad, tendrá que encargarse del trabajo sucio, la clase de misiones solo aptas para hombres sin escrúpulos, hombres de los que prescindir cuando dejan de ser útiles. Por eso no es buena idea enfrentarse a Antje, su supervisora en Berlín y la mujer que con una sola palabra puede hacer que sea expulsado del programa o que su vida carezca de valor. No, no deberían mezclar sexo y trabajo ni llevar su relación al límite. No pueden confiar el uno en el otro, ella está acostumbrada a ejercer el control, se aferra a los protocolos y las normas, ha llegado alto y se ha vuelto dura por el camino. Además, la prioridad es la amenaza terrorista que se cierne sobre toda Europa y pone en jaque a Berlín.

No, no encajan, ya salió mal otras veces, pertenecen a mundos muy distintos, no pueden permitirse que las emociones pongan en peligro todo lo demás, pero ¿y si se arriesgan?"


El primer capítulo. En el blog de Sara Lectora 

Berlín, azul y frío. En el blog Cielos de Papel 

Correr todos los riesgos 

Las palabras de Lidia 







UN POCO MÁS SOBRE ELLOS

Dmitry se crio en Krasnodar, una región al sur de Rusia (cuando aún se llamaba Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Cumplió con el servicio militar obligatorio y se alistó en la Spetsnaz (las fuerzas especiales rusas), le destinaron a Grozni durante la guerra de Chechenia y allí conoció a Nadina. Él fue quien la llevó a París. Por ella (y porque era una manera rápida y fácil de ganar dinero) comenzó a traficar con drogas. Lo tuvo todo: una buena vida, una bonita casa junto al Sena, una fachada respetable, a Nadina. Y lo perdió.
Ahora vive en Berlín bajo una identidad falsa y le obligan a llevar una pulsera que controla sus pasos y registra sus movimientos, su tensión arterial, sus pulsaciones... Tiene que dar cuentas a Antje de todo lo que hace y por qué. Así que para Dmitry, la confianza es algo más que una cuestión de principios. Necesita que Antje confíe en él y está dispuesto a ofrecer lo mismo a cambio. Después de todo, es lo que hacen los compañeros, los amigos, los amantes: confiar el uno en el otro. 






Antje trabaja en el BND (Bundesnachrichtendienst), los servicios de Inteligencia alemanes. Desempeña un cargo de responsabilidad y una de sus funciones es mantener a raya a Dmitry.  Entró en la Administración por auténtica vocación de servicio y, aunque comienza a notar el desgaste, se siente comprometida con su trabajo y no le tiembla el pulso a la hora de tomar medidas drásticas si con ello se consiguen evitar daños mayores. 

Que Dmitry pretenda saltarse las normas, es algo que no puede tolerar. Que entre ellos acuerden otras reglas, es una cuestión distinta. Es una mujer adulta, segura de sí misma, capaz de establecer límites y separar lo personal del resto de motivaciones.
¿Poner en peligro su carrera por un exsoldado y extraficante que tiene puesto precio a su cabeza? No, no es el tipo de decisión que entre en sus planes, pero ni siquiera Antje puede planificarlo todo. 





Berlín es algo más que el marco de la historia. Es un estado de ánimo, una ciudad reconstruida, cambiante, llena de contrastes. Dinámica y vanguardista aún conserva muchos de las infraestructuras heredadas de la desaparecida RDA, como la omnipresente antena de la Televisión. Hay grafitis por todas partes y edificios deslumbrantes muy cerca de otros en ruinas.

Dmitry se empeña en repetir que no le gusta Berlín.
Antje se considera parte de la ciudad y, en cierto modo, responsable de ella.

Berlín no opina, pero está todo el tiempo ahí, con las lecciones aprendidas a costa de haberlas sufrido en propia piel. Y si Berlín pudo reconciliarse y reinventarse, ¿por qué no Antje y Dmitry?





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RESEÑAS




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